Nuestra energía es el motor que nos mueve cada día. Desde el instante en que abrimos los ojos por la mañana comenzamos a interactuar con el mundo, y la manera en la que nos sentimos energéticamente influye en todo: en nuestra actitud, en nuestras emociones y en cómo percibimos lo que nos sucede.
Cuando nuestra energía está en armonía, transitamos los desafíos con mayor claridad y resiliencia. Sin embargo, es habitual que las exigencias cotidianas nos lleven a olvidarnos de algo esencial: cuidar nuestro campo energético. Discusiones, estrés, preocupaciones o incluso el cansancio físico pueden desgastarnos y desconectarnos de nuestro centro.
Por eso, aprender a ser conscientes de cómo nos sentimos en cada momento es la clave para poder ajustar y restaurar nuestra energía. No se trata de evitar lo que nos incomoda, sino de recordar que tenemos el poder de reconectar con nuestro equilibrio interior.
Las prácticas energéticas como el Reiki nos brindan un camino muy valioso para restaurar la armonía y prevenir el agotamiento. A través de ellas, no solo cuidamos nuestra salud y vitalidad, sino que también fortalecemos la conexión con nosotros mismos y con quienes nos rodean.
Ejercicio práctico:
Dedica unos minutos, dos o tres veces al día, a cerrar los ojos, colocar las manos sobre tu corazón y respirar profundamente. Imagina que, al inhalar, recibes energía positiva que recorre todo tu cuerpo, y al exhalar, sueltas aquello que te desgasta. Visualiza cómo cada célula se llena de luz y vitalidad.
“Mi energía está equilibrada y en armonía. Me rodeo de luz y vibraciones positivas. Estoy consciente de mi energía y la cuido a cada momento.”
Recordá: tu energía es un recurso sagrado. Cuanto más la cuides, más en sintonía estarás con tu verdadera esencia.
💬 Si sentís que es momento de reconectar con tu energía y recuperar tu equilibrio, te invito a escribirme. A través de una sesión de Reiki podemos abrir un espacio de sanación y bienestar para vos.
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